Las palabras griegas, que nos han dado tantas raíces, nos prestan a kalós, bello; éidos, imagen; scopéo, observar; para formar el Kaleidoscopio que es cambio, imágenes dinámicas, diferentes, impresiones personales sobre el mundo.








miércoles, 16 de junio de 2010

El Decano de los estudiantes

Para el profesor Rafael Martín



Hace unos pocos días me llegó la noticia de la muerte del profesor Rafael Martín. Cubano de nacimiento, se había refugiado en Venezuela desde hacía muchos años, dando clases en la Escuela de Ingeniería Química de la Universidad Central. El profe Martín, como le decíamos todos, conocía la diferencia entre enseñar y regurgitar conocimientos. Lo que es más, se dedicó a la extraña tarea de enseñar a pensar.

No todo el mundo quería tenerlo como profesor. Todo lo contrario, era “muy exigente”, sus problemas no tenían tabules, no estaban en ningún libro. La primera vez que estudié con él fue una electiva, Procesos Industriales, que tenía que ver con la ingeniería industrial. Recuerdo que al principio estaba tirando flechas, no sabía cómo entrarle a la materia. Hasta que decidí cambiar el foco. ¿Qué es lo que me está preguntando este señor? ¿Sobre qué es lo que él pretende que yo reflexione? Descubrí que no se trataba de repetir lo que estaba en los libros, sino de crear soluciones, de enfrentar un problema desconocido con las herramientas que tenía, pero aplicándolas a mi manera. Se trataba de aprender a poner a un lado el conocimiento y observar el problema desde todos los ángulos, con curiosidad científica, casi con la curiosidad de un niño.

Porque así era él, un niño grandote, un viejo grandullón que le encantaba ponernos retos y reírse cuando nos veía dando tumbos, para luego mostrarnos dónde nosotros mismos nos estábamos poniendo los obstáculos. O se enorgullecía cuando no solo resolvíamos el problema, sino que le traíamos varias soluciones posibles, o nuevos retos.

La pasión por aprender, la ética del ejercicio, la excelencia profesional son los valores que me vienen a la mente cuando lo recuerdo. Y el ejemplo como forma de aprendizaje. Porque su carrera profesional la ejerció desde su postura de vida, lo que le costó quizá posiciones relevantes en la industria y en la academia, pero le dio la tranquilidad de la coherencia y el título de “Decano de los estudiantes”, que valoró por encima de otros.

Seguramente estuvo preocupado por lo que ha estado ocurriendo en el país durante estos últimos años. Se le parecía demasiado a su propio país. Pero seguramente también estaba orgulloso de que nosotros, los ingenieros químicos que fuimos sus alumnos, somos reconocidos como profesionales de excelencia internacional en las mejores empresas del mundo. Y por aquello de los círculos de la vida, muchos estamos sembrando en otros países, copiando su modelo.

El profesor Rafael Martín fue para mí un profesor de los que marcan la carrera, de los que uno nunca olvida a lo largo del ejercicio profesional. De los que tienen un lugar permanente en mi maleta de recuerdos.

Madrid, 15 de junio de 2010