Las palabras griegas, que nos han dado tantas raíces, nos prestan a kalós, bello; éidos, imagen; scopéo, observar; para formar el Kaleidoscopio que es cambio, imágenes dinámicas, diferentes, impresiones personales sobre el mundo.








viernes, 12 de mayo de 2017

Día de los hijos


Ayer mataron a otro muchacho. Miguel Castillo. 27 años. Los reporteros improvisados, la misma gente que asiste a las marchas, subieron dos videos, uno del momento en que lo montaron entre dos en una moto para tratar de llevarlo al hospital, pero ya ahí estaba muerto. El otro…

Ayer no pude sino volver a llorar. En otro video se veía a un muchacho ya detenido por los policías y, de repente, ellos le dispararon a quemarropa. El tipo de balas que les están disparando, que son como unas metras grandes de acero. Otros muchachos lo ven, corren a auxiliarlo…no pude seguir viendo.


Ayer leí la historia de Pedro, el muchacho que fue embestido y atropellado por una tanqueta. El miserable que la manejaba arremetió contra el grupo de jóvenes, como si fuera un video juego, para llevárselos por delante. Le pasaron por encima a Pedro. Siete costillas fracturadas, los dos omoplatos, el pulmón perforado… Sobrevivió, a pesar de la tanqueta, a pesar de haber “almorzado bombas lacrimógenas”, como cuenta Roberto Mata en su reportaje. Hace unos días, cuando vi este video y me imaginé lo peor, me puse a llorar como si todas esas bombas que él tragó me hubieran explotado adentro.


Ayer vi el video de un violinista, rindiéndole homenaje a otro músico caído, Armando Cañizales de 18 años, tocando el himno nacional, protegido tan solo por un casco de motorizado y una franela esbozada para no respirar el gas lacrimógeno. Sus compañeros lo defendían de los embates de las bombas usando unos escudos de cartón piedra, mientras él seguía tocando a ver si la música derribaba los escudos de esos guardias, si se colaba a través de los uniformes, a través de las tanquetas y llegaba a despertar alguna fibra de solidaridad. 

Ayer repasé videos, fotos, testimonios de cuarenta días de protesta a nivel nacional. Vi las fotos de 50 muertos, más de 600 heridos, más de dos mil arrestos y casi 700 personas que mantienen privadas de libertad. Más de 200 civiles juzgados en tribunales militares. Y la respuesta de este gobierno es bailar, es hablar con las vacas, es convocar una constituyente totalmente anticonstitucional y que ahora se transforma en una “constituyente militar”. Sí, los militares, que ya manejan todo el presupuesto, que desde los ministerios deciden qué se hace y qué se deja de hacer. Que deciden seguir matando, seguir reprimiendo. Ellos también quieren su constituyente.

Ayer vi una foto en las redes sociales, 6 muchachos de 19 años marchan en busca de un país mejor. Son mis hijos, mis vecinos, los amigos de la cuadra. Una generación que ha crecido a la sombra de las protestas, aprendiendo a defender unos derechos que nos han querido robar, pero que a cada paso se lo hacemos más difícil. Sentí orgullo de esa generación, que ha crecido en una Venezuela convulsa, que sabe que las cosas no son regaladas, que no hay que dar nada por sentado, que la libertad se defiende en el salón de clase y en la oficina, en la casa y en la calle. Cuatro de ellos se fueron a buscar futuro en otros países. Uno sigue en Venezuela. El otro, se nos fue ayer.

Ayer vi una foto de mis hijos pequeños, marchando con su abuela mami, hace más de diez años. El próximo domingo va a ser el día de la madre. Pero para hacer justicia, debemos celebrar el día de los hijos. Porque cualquiera de ellos es nuestro. Porque en este próximo día de la madre no podremos abrazarlos. Porque no hay muerte que valga la pena. Porque ellos, sobre todo ellos tienen el derecho a vivir, a tener un futuro mejor y a celebrar la vida.


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11 de mayo de 2017