“¿Me
preguntas por qué compro arroz y flores? Compro arroz para vivir y flores para
tener algo por lo que vivir.”
Confucio
Hoy
quiero contarles la historia de un artista diferente: el queridísimo humorista
venezolano Pedro León Zapata.
Hay
personajes que son muy locales, celebridades en nuestro país y absolutamente
desconocidos en otros sitios. Quizá este era el caso de Zapata, aunque sé que estudió
en México varios años y participó en encuentros de humoristas en todas partes
del mundo. Pero la verdad es que no
importa si era conocido o no, era nuestro Zapata, y eso es lo que quiero
contarles.
Puedo
comenzar por el final, y decirles que Zapata se nos fue hace apenas unos días, el
6 de febrero, mientras soñaba con caricaturas a colores de un mundo ideal, ese
mundo al que solo tenemos acceso cuando dormimos. Mi abuela me decía que la
madrugada es la hora precisa para irse, y Zapata, que también tenía esa
sabiduría, decidió que ya era el momento de levantar el vuelo. Tenía 85
años, de los cuales más de cincuenta contando a Venezuela a través de sus
caricaturas.
Sí,
Zapata era un humorista, humorista-pintor, artista plástico, que se las arregló
para hacernos reír mientras nos señalaba las incongruencias de las que estamos
rodeados, nos hacía pensar y reflexionar sobre temas que normalmente son incómodas,
sobre cosas que nadie quería hablar para no meterse en problemas, o
sencillamente situaciones que están ocurriendo a nuestro lado y que, por alguna
razón, no nos damos cuenta. Él decía que la vida hay que llevarla con cierta
incomodidad, pues ya tendremos tiempo de estar más cómodos cuando nos toque
irnos. Sus Zapatazos nos obligaban, en el buen sentido de la palabra, a ver más
allá de nuestra vida cotidiana y a querer ser mejores personas.
“¿Y
tú para qué pintas? Bueno, para nada. ¿Y por qué para nada? Porque la pintura
no sirve para nada.” Esta aseveración la hace en una entrevista donde trata de
explicarnos la “no-utilidad” de las cosas, principalmente de la pintura. Era su
manera sabia de entender al mundo. Ser artista, para él, era bajarse del
pedestal donde otros quieren estar siempre montados, y entender la vida desde
otro punto de vista.
Zapata
era, quizá, nuestra consciencia, ese Pepe Grillo que deberíamos tener todos
bajo la almohada, que nos mantiene alerta, vivos, porque el mundo no se puede
dar por sentado, y vivir plenamente significa darse cuenta de lo que pasa a
nuestro alrededor, tanto de lo hermoso como de lo terrible.
Los Conductores de Venezuela, UCV Plaza Venezuela, Caracas. |
Su estilo era
tan personal que uno reconoce sus dibujos desde lejos. Cuando uno viene
manejando por la Autopista Francisco Fajardo, a la altura de la Plaza
Venezuela, puede ver un mural bellísimo que se llama Los Conductores de
Venezuela. En sus años mozos, Zapata se
fue a México a estudiar pintura, en la época en que estaban de moda los
muralistas. Llegó de allí convencido de que eso no era lo suyo –a él le gustaba
más el dibujo y la caricatura–, pero años después pintó ese mural que nos dejó
como herencia, en la pared externa de la Universidad Central de Venezuela, para
alegrarnos la vida.
Zapata
no solo pintaba caricaturas, sino que disfrutaba animando programas de radio en
vivo, como el que tenía junto a Miguel Delgado Estévez –otro humorista-músico,
o músico–humorista–, donde contaban chistes y anécdotas de una Venezuela
diferente.
Hoy
agradecemos a este venezolano, nacido en
La Grita en 1929, que nos haya regalado tanta belleza.
Zapata, te amaremos
siempre.
Caricaturas, Pedro León Zapata.
Un par de citas y, por supuesto, algunas de sus
caricaturas, para su deleite:
“Uno hace caricaturas porque las caricaturas
son producto de una reflexión que absolutamente todo el mundo hace todos los
días acerca de lo que acontece: acerca de lo que acontece en el país, lo que
acontece en el mundo…o acerca de lo que le pasa a uno.”
“Soy profesor de dibujo, que es una cosa que
no se puede enseñar, y doy una cátedra de humor, que es algo que no se puede
aprender”.
“El verdadero problema es que tú dices que
quieres ser como otro, en vez de ser como tú. El problema mío es que yo todavía
no soy joven. Cuando yo llegue a joven, los comprenderé. Yo estoy estudiando
para joven”.