A partir de hoy no se puede hablar de números, ni encuestas, ni nada que pueda “cambiar” la forma de votar de los venezolanos. Como si fuesen las encuestas lo que modifica la opinión de ir o no ir a votar, o la escogencia del candidato preferido. Se nos da un espacio para reflexionar sobre las propuestas de los partidos, para pensar qué es lo mejor para nosotros, para nuestra familia, para el país.
Estoy segura de que a estas alturas, los que van a votar ya tienen escogido el candidato de su preferencia. Ya saben por quién lo van a hacer. El tema es que se movilicen a votar. Que venzan la inercia, ese para qué voy a votar si eso es mucha pelea, mucho escándalo, como me decía Gregorio, el señor que barre las calles por mi casa. Como Gregorio hay muchos venezolanos humildes, que vuelven a encerrarse en su mutismo político, que piensan que es preferible no meterse con nadie, quedarse tranquilos en sus casas sin buscar problemas.
Pero también hay otros, que hemos visto estas semanas, durante la preparación de las elecciones. Están los jóvenes, que hicieron su propia campaña, diseñaron su propia forma de reclutar voluntarios para ser testigos en las mesas, recabaron fondos y produjeron micros para el cine y la televisión, para las radios comunitarias, para los programas de opinión. Están los educadores, que tienen formada hace ya unos años la Red de Observadores de la Asamblea de Educación, donde participan maestros y profesores a nivel nacional, en un proceso de observación de las elecciones con un alto nivel técnico. Están los Miembros de Mesa, que han acudido a los entrenamientos para estar acreditados y poder ejercer su derecho a participar activamente. Hay una sociedad civil que está motivada para participar.
También hay incertidumbre. Una vez más, el país partido por la mitad. Esta vez no es la mitad sino en tres de pedazos diferentes.
No sé bien lo que vaya a pasar el domingo, no sé por qué me siento hoy tranquila. Sea lo que sea, va a ser mejor que lo que teníamos. Sea lo que sea, será un punto de partida para los próximos dos años, que van a ser difíciles desde todo punto de vista. Y que, a pesar de mis miedos, de la incertidumbre que reina en todas partes, creo que todo va a salir bien. Vamos a salir adelante.
Caracas, 24 de septiembre 2010.
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