Será la lluvia que cae, infinita, una cortina de agua que va borrando los días, las semanas. O los alimentos podridos que todavía se guardan en almacenes, o se queman a escondidas. O los cortocircuitos causados por el vaivén de la luz, que hace titilar no solo la televisión o los aparatos electrodomésticos, sino que borra la memoria. Será que estamos agobiados por el bombardeo incesante de noticias importantísimas, que no duran más de veinticuatro horas, que nos roban la energía como los vampiros que chupan la sangre y luego remontan por los aires para colgarse a descansar en algún rincón oscuro, sonriendo felices.
Será esa la felicidad a la que se refieren en esa encuesta, la que sienten algunos al ver el tropel de gente que, como fantasmas sin fuerzas, remonta cuesta arriba las escaleras del metro, parado por enésima vez dentro de los túneles. O cuando ven cómo cruzan las calles en hordas, buscando busetas o algún medio de transporte que los lleve chapoteando hasta sus casas, mientras ellos se soban la tripa llena y se recuestan en su poltrona de cuero a firmar cheques de dinero ajeno.
O será el olvido que nos causa la embestida permanente de robos y secuestros, de amenazas y gritos que ya no queremos escuchar, pues no podemos procesar.
Entonces preferimos recordar los momentos de abrazos cariñosos y comidas familiares, de escapadas a la playa con el bikini en la cartera y unos realitos para la cerveza, preferimos aprovechar los pocos instantes de un sol que se la pasa escondido entre la lluvia, ese sol que borra todo y nos hace añorar el calor de la tierra y de los amigos, las risas, la música, las ganas de vivir.
Y con ese recuerdo en la cabeza decimos que somos felices, aún cuando la felicidad está solo en el recuerdo, en lo que pensamos que somos aunque solo sea pasado. O quizá decimos que somos felices porque vemos alegría en el futuro, porque tenemos la esperanza de cambiar las cosas, de construir nuevas realidades, que no serán iguales a ese recuerdo, pero serán también nuestras, diferentes al presente de odio y de violencia, que algunos todavía se atreven a llamar felicidad.
3 de mayo de 2011
P.D. El mes pasado salió publicada una encuesta Gallup, donde Venezuela quedó como el quinto país más feliz del mundo...
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