Si hay algo en
lo que este gobierno ha tenido un éxito rotundo es en que Venezuela sea ahora
roja rojita. Por supuesto que no nos referimos a tintes políticos, ni tampoco a
los colores deportivos que pueden llevar los fanáticos de la selección española.
El rojo se refiere, lamentablemente, al color de alerta en los niveles de
seguridad (o inseguridad) que hay en el país. Antiguamente conocíamos “zonas
rojas” en las ciudades, hoy por hoy, todo es del mismo color, en cualquier
parte y a cualquier hora nos puede suceder algo: un asalto, un secuestro, una herida
porque por mala suerte quedemos en medio de una balacera. El cerco de la
inseguridad se nos aproxima cada vez más.
Esta semana supe
del secuestro de cinco jóvenes en una ciudad del interior, todos con el mismo modus operandi: los
delincuentes se estacionaban en la entrada de una universidad privada como si fueran
pescadores que hubieran lanzado sus redes al mar, hasta tomar por sorpresa a
los estudiantes más inexpertos, a los que recién comienzan en la universidad,
para atravesarles el carro y llevárselos a un mar de zozobra, en una situación
que nunca más van a lograr olvidar.
El objetivo de estas
operaciones ya no son solo personalidades de mucho dinero, sino familias de
clase media, empleados cuyos ahorros son sus prestaciones acumuladas, o
pequeños y medianos comerciantes que poseen bienes de capital con los cuales
trabajan: una grúa, un camión, un local comercial. No importa cuanto dinero
tengas, si estás vestido de ejecutivo o de obrero, si tienes zapatos de goma o
zapatillas con tacones a la moda. No importa la hora, ni la pinta, ni el lugar,
pues se trata de una industria del secuestro, del robo, de la intimidación.
El país se nos
muere por la peste de la inseguridad y de la impunidad y todavía hay
gobernantes que tienen la cara tan dura de decir que aquí no está pasando nada,
que es invento y exageración, pura sensación de inseguridad.
Escribo esta
nota justo esta semana en que la MUD presentó su plan de seguridad: “…atacaremos con fuerza la impunidad y velaremos por un cumplimiento
estricto de la ley en un país donde la justicia será para todos por igual…
abordaremos el problema de manera integral al atacar todos los factores que
originan el crimen. Este enfoque implica la intervención en cuatro ámbitos de
acción: prevención, reforma policial, sistema de justicia (Fiscalía y
tribunales) y sistema penitenciario. La solución al problema de la inseguridad
depende de este abordaje integral.”
Al menos tenemos
una esperanza con el cambio que está por venir.
Caracas, 31 de
mayo de 2012
Amiga, qué acertado tu artículo. Yo vivo en la ciudad en cuestión, y en esa semana también mataron a un estudiante en la cola de una universidad pública, e hirieron a otro. Cómo es posible que hasta mandar a los muchachos a la universidad sea un riesgo!
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