Cuesta
arrancar el año con un piano de cola en los hombros, enero se nos presenta como
un botón de muestra de lo que nos espera: en el ámbito ejecutivo padecemos de
continuidad administrativa, en el legislativo se consolidan los grupos de
poder, el sistema judicial hace cumplir las leyes solo de un lado de la balanza
mientras el presidente firma cartas durante una ausencia no calificada para que
los plazos no corran, para seguir en el limbo.
De
pronto se hace necesario guardar las constituciones que tenemos bajo llave, pues
no sabemos si la que se compre nueva, recién impresa, tenga el mismo texto que
la que compramos el año pasado, no sabemos ya si lo que dice lo dice realmente,
o le pasa como los periódicos que salen en Harry Potter, donde las fotos se
mueven y los textos van hablando solos.
Para
completar, la respuesta de la oposición ha estado teñida de desesperanza, de
derrotismo, con ausencia de una protesta contundente en las calles.
Creo
que es necesario detenernos un poco y volver a empezar, hacer nuestra propia memoria
y cuenta. A la luz de los resultados electorales y de los últimos
acontecimientos de enero, efectivamente estamos ante un panorama político
difícil, una muralla sólida que no nos deja avanzar, pero algo podrá hacerse. Para
empezar tenemos que estudiarla, buscar sus puntos débiles: ¿cuáles son? ¿Cómo
podemos reorganizarnos y rediseñar estrategias? Hace falta entender la nueva
realidad, las necesidades de la población, sus creencias y sus motivaciones. Este
ejercicio lo debemos hacer no solo los políticos, sino las organizaciones de
ciudadanos activos.
En
este sentido el discurso de Ramón Guillermo Aveledo, llamando a mantener la
unidad nacional y proponiendo unas líneas de acción, tiene varios aspectos que
es necesario reafirmar. Por una parte está el grupo de acciones ligadas a
defender y respetar la Constitución y los derechos de los venezolanos. En este
sentido hay que idear y mantener formas de lucha ciudadana donde podamos
participar, desde las asambleas ciudadanas hasta protestas creativas, denuncias
y acciones que promuevan la discusión.
Por
otra parte está la creación de nuevas referencias, la búsqueda de espacios para
gobernar. Esta es una de las tareas más difíciles, en el corto y de mediano
plazo. Tenemos que salir a buscar apoyos en el terreno municipal, dentro de la
estrategia que enunció Aveledo de hacer un “Gobierno
de Unidad Nacional, que tenga la calidad de vida de los ciudadanos y la lucha
contra la pobreza como sus principales preocupaciones”. ¿Cuál es el modelo
de vida que ofrecemos? ¿Cómo lo hacemos realidad? ¿Podemos “adelantar” algunos
de estos resultados en los gobiernos regionales y municipales que vamos a
tener? ¿Podemos mostrarlos como vitrina al resto del país? ¿Podemos lograr que
nuestros diputados actúen en función de ese futuro?
Por
último, es necesario que los partidos políticos reafirmen el compromiso unitario,
no solo desde el punto de vista electoral sino de ejecución, y que la Mesa siga
ejerciendo como el espacio de consensos, desde donde se convoque al resto de la
sociedad para hacer de estas líneas algo viable.
31
de enero de 2013
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