¿No sabes tú
que no es valentía la temeridad?
El Quijote (Cervantes, claro)
El 23 de abril es el Día Internacional del Libro. Se escogió ese día para
conmemorar la rara coincidencia de la muerte de Cervantes y la de Shakespeare,
el mismo día del mismo año; una coincidencia más bien literaria, pues ya
sabemos que no sucedió realmente así.
En el mundo de habla hispana, se celebra el Día del Libro con grandes
homenajes a Cervantes, pues gracias a él, nuestro mundo se hizo amable, frágil,
verosímil. Cervantes nos dejó como herencia un Quijote que todavía vive, que
nos muestra la tristeza y el ridículo, la esperanza y la belleza, la inocencia
y la verdad de quien sueña; un Quijote que pelea con monstruos invencibles, aún
sabiendo lo poderoso y aplastante que son.
“Con la iglesia hemos topado,
Sancho”, dice en uno de sus parlamentos más famosos al ayudante barrigón,
para recordarnos que el poder está ahí, que nos aplasta y nos pone un muro que luce
imposible de salvar.
Esa frase tan repetida fue lo que se me vino a la cabeza cuando vi la
imagen de la presidenta del CNE negando la posibilidad de una auditoría
completa y transparente. La señora niega el acceso a los cuadernos como en la
Edad Media negaron el acceso a los libros, ahí está la fuente de la sabiduría,
ahí está plasmado el saber, es por eso que los libros (y los cuadernos) los
niegan, los esconden, hasta los queman. Y los monstruos poderosos se alzan en
forma de molinos inexpugnables, de muros enormes que impiden el paso hacia un
camino diferente.
Pero hay momentos en la historia en que esos muros se agrietan, pues
somos tantos horadando, empujando, pidiendo justicia, que el muro se socaba y
cruje. Allí, señores, comienzan los
perros a ladrar en señal de que avanzamos, Sancho. Los perros ladran y dicen
que somos violentos, que el camino que buscamos no nos servirá de nada, que
estamos fríos-fríos, como en el juego de la candelita.
Sin embargo sabemos que vamos bien, que no son molinos de viento lo que
perseguimos, que esta vez nos acercamos a la verdad, casi la tocamos, la
podemos sentir; los perros ladran y nosotros tenemos que mantenernos en ese
camino, el mismo que sirvió para derribar otros muros, nos toca seguir, tener
fe y saber leer los signos del camino, darle gracias a Cervantes por haber
plasmado en un solo libro tantas historias y celebrar esta semana el día del
libro, el día de la lectura, el día de los cuadernos, el día de las utopías y
de los sueños.
Caracas, 30 de abril de 2013
Leerte llena a uno de esperanza! Gracias por este escrito.
ResponderEliminarGracias a tí!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarExcelente escrito Angélica... el muro cruje y cruje tan fuerte que pierden la compostura. Ya ven el muro caerles encima y la desesperación crece.
ResponderEliminarJamás pensé en que viviésemos en Venezuela algo así. Solo espero que estemos aprendiendo la lección... para bien
Gracias Luis Manuel, Sí, esperemos que, como sociedad, estemos aprendiendo...
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