Pavana
para una infanta difunta. Pieza de Ravel. La primera que escucho en mi
selección musical. Cabrera Infante emula este título con gran inteligencia y
humor: La Habana para un infante difunto, jugando con el eco de los sonidos y
significados de las palabras, para emular el dolor de su exilio. Yo tomo el
título para cambiarlo, porque nada es casual, aunque parezca.
Esta
mañana vi un video que me mandaron, donde un padre describe cómo torturaron sus
hijos en el Sebin, el nuevo organismo de represión en Venezuela. El padre
cuenta como quebraron a sus muchachos, y cómo hasta la juez se dio cuenta del
trato vil que habían recibido. ¿Y qué podemos hacer para ayudar a los jóvenes
que están presos, no solo los del video? A ellos le robaron la vida entera, se
la han dañado quizá en forma indeleble.
A lo
mejor, cuando todo cambie, algunos lograran superar lo sufrido y podrán rehacer
su vida. Otros lamentablemente seguirán con las heridas abiertas…
Conocí
muy de cerca el caso de mi amigo Exequiel, quien se vino (expulsado) de su país
a los 26 años. Era, a esa corta edad, esposo, padre de tres niños y el régimen dictatorial lo desapareció
primero, lo puso preso, lo torturó, y luego lo dejó encerrado a su suerte en
una de las múltiples cárceles que habilitaban para presos políticos. Su padre,
como este que narra el video, lo buscó incansable hasta dar con él, para
sacarlo con la condición de que no se quedase en suelo chileno. Lo botaron sin
pasaporte, casi sin equipaje y con heridas sin cauterizar. Mi amigo fue
afortunado. Llegó a Venezuela, que le abrió los brazos y lo llenó de
oportunidades, de cariño, lo acogió como a un hijo adoptivo.
En esta
misma Venezuela, el gobierno hoy expulsa a estos jóvenes nuestros, o los hacina
en cárceles para presos de alta peligrosidad, o los tortura bajo una máscara de
“democracia” y “legalidad”. Este gobierno amenaza con milicianos, con armas,
con guerra, para tratar de quebrarnos a todos.
Dicen
que la juventud es esperanza. Estos muchachos, los que están presos y los que
desde todas partes del mundo, sienten a Venezuela en sus raíces, saben que
gracias a ese país sus padres lograron sacarlos adelante, tal como nos contó el
padre de los morochos Sánchez: dando la mejor educación, los valores más
nobles.
“Nos doblaron, pero no nos quebraron. Papá, dígale a todos
nuestros amigos, que las lágrimas de hoy serán la sonrisa del mañana.”
Hoy
no puedo sino estar con ellos.
19
de abril de 2017
Las
palabras del Dr. Sánchez en la Asamblea Nacional, Caracas, Venezuela, 18 de
abril:
https://www.youtube.com/watch?v=XXRYkB-633M
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