Las palabras griegas, que nos han dado tantas raíces, nos prestan a kalós, bello; éidos, imagen; scopéo, observar; para formar el Kaleidoscopio que es cambio, imágenes dinámicas, diferentes, impresiones personales sobre el mundo.








viernes, 26 de marzo de 2010

Sociedad kafkiana

"No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que vives"
Franz Kafka


Llegar a Caracas después de una ausencia prolongada es impactante, sobre todo por el grado de deterioro de la calidad de vida en lo cotidiano. Pero lo que más impresiona es la naturalidad con la que los caraqueños siguen su vida, como si fuera normal apartar las bolsas de basura de la acera para seguir caminando, o ni siquiera apartarlas, sino rodearlas, pasar por la calle a riesgo de que te atropelle un carro o más probablemente un motorizado, y seguir caminando, hasta la parada de autobús o la estación de metro más cercana. Como si fuera normal no poder caminar sin que lo atraquen a uno, salir siempre con la paranoia de que no puedo llevar esto o aquello, o no puedo pasar por este sitio a tal hora.

Como si esto fuera poco, ahora se suma el llegar a los centros comerciales y que todo esté apagado, las luces, las escaleras mecánicas, los aires acondicionados, entrar en un mercado y en la penumbra de los anaqueles palpar los huecos donde debería estar el arroz o el azúcar, y ver la carne semi-podrida en los frigoríficos, que enfrían a media máquina, y el calor marchitando las verduras y las flores.

Y decidir salir a un restaurant solo para comprobar que la comida tiene esa pátina marchita, no está mala, no, pero tampoco está fresca, y los mesoneros te atienden con la ley del mínimo esfuerzo, o te regañan, porque hay que adivinar que esta mesa está reservada, o que la cola del café no es por donde está señalado, sino por donde la arbitrariedad del mesonero de turno ha decidido.

Pero lo último es ver en el lapso de dos días como ponen presos a personas cuyo delito no se sabe muy bien cual fue, pero a quienes les cae todo el peso de la ley y de la justicia bolivariana. Independientemente de estar o no de acuerdo con sus posiciones políticas, o con sus declaraciones ante los medios de comunicación, está el hecho de que estas personas están siendo juzgadas por algo que dijeron en contra, por supuesto, del gobierno. Pero tampoco están muy claros los cargos. Un funcionario dice una cosa, otro dice otra, los abogados defensores especulan otras.

Al igual que en El Proceso, la famosa obra de Kafka donde el protagonista es arrestado una mañana por una razón que no conoce, y se pasa el resto de su vida defendiéndose de algo que no sabe muy bien qué es, las personas que el gobierno va poniendo presas, o amenaza con poner presas, tienen que comenzar a defenderse sin saber cuál fue el delito, o pensando que eso no es delito, sin entender la lógica, si existe alguna dentro de las leyes y de la constitución, para esa acusación, muchas veces gravísima, que reciben.

Y así el gobierno va creando un clima de caos, de anarquía, de absurdo, que, unido al derrumbe de lo cotidiano, a la inseguridad en las calles, a la falta de luz y de agua, a la incertidumbre del futuro de este país, lo que hace es encerrarnos en una perspectiva de desesperanza, de angustia, de estar en un callejón sin salida, en una trampa que no tiene solución, que hagamos lo que hagamos no vamos a poder sacar este país adelante.

El protagonista del El Proceso, Josef K, termina suicidándose por un crimen que no cometió, tal es el nivel de desaliento y de depresión al que llega. Nosotros no podemos seguir su ejemplo. Al contrario, conociendo esta forma de tratar la disidencia, ya sabremos que es una más, un método para horadar nuestra fe en el futuro, una forma de quebrarnos. Y si la identificamos adecuadamente, pasaremos a salvar lo que nos queda y dar la cara por lo que queremos hacer, a buscar nuevos horizontes, a defender los espacios democráticos y buscar nuevas áreas donde seguir luchando, para revertir este proceso destructivo y lograr el cambio hacia esa senda de progreso que todos queremos.

26 de marzo de 2010

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