La Universidad Central de Venezuela existe
desde 1725 y fue, por casi un siglo, la única universidad del país. En 1953
inaugura su nueva sede, diseñada por Carlos Raúl Villanueva para la convivencia
de la arquitectura, las artes y las ciencias. En el año 2000 es declarada
Patrimonio de la Humanidad.
En los últimos tres años se han documentado más
de 50 agresiones a sus instalaciones.
Apenas amanece.
5:45 am Llega a la universidad un
grupo de estudiantes encapuchados, listos para hacer una “operación militar”.
Contra sus pronósticos, ya hay varios estudiantes y empleados en la facultad. No
va a ser tan fácil.
5:50 am Marta no puede dormir, el
concierto que va a cantar esa noche la tiene emocionada. Se para más temprano
de lo normal y se pone la ropa para salir a trotar.
5:50 am Los encapuchados temen
por la posible falla del operativo, así que comienzan de una vez: revientan bombas
lacrimógenas y cierran el libre paso a las instalaciones de la Facultad de
Economía.
5:55 am Raúl da otra vuelta en la
cama. Despierto, con los ojos cerrados, vuelve a repasar las canciones que
dirigirá con el Orfeón esa noche. Sabe de memoria cuáles pueden ser las fallas,
dónde tiene que prestar más atención, a quién acudir para que apoye al resto de
la cuerda. Son muchos años dirigiendo coros…
6:10 am Los estudiantes que están
en la facultad se reúnen y llaman a los representantes del Centro de Estudiantes
recién electo.
6:15 am Marta trota con el Ipod
puesto, repasa una vez más el solo
que va a cantar en el concierto. Es una de las muchas piezas emblemáticas del
programa que celebrará la reaparición del Orfeón Universitario, después del
accidente de Las Azores.
6:30 am Los encapuchados alegan
que esa es una “operación democrática”. Exigen, con bombas y granadas, que el
voto de profesores y estudiantes tenga el mismo valor para la escogencia de las
autoridades rectorales.
6:45 am Raúl salta de la cama a
la cocina y pone agua a hervir. Saca del estante las cajas de té de varios
sabores: ya no es época de café ni del cigarrillo mañanero, aunque hoy, por
primera vez en mucho tiempo, le provoque uno.
El Aula Magna está por fin lista
para reabrirse. Sabe lo que le costó a la universidad conseguir el dinero para
hacer el último mantenimiento, sobre todo después de que un grupo de violentos
causaron un incendio y daños graves a las instalaciones. Vierte el agua en el
jarro blanco, un poco astillado, que usaba antes para tomar café, como para colar
un olor inexistente, para no perder la costumbre.
Estudiantes y profesores rechazan
la toma. Se forman dos bandos. Comienzan dimes y diretes, un par de bombas más,
unos cohetones.
Marta llega a la facultad y se
encuentra con que no puede entrar a clases. Llama a sus compañeros del coro.
Hay que llamar al director.
Raúl escucha las noticias y hace
unas cuantas llamadas. Todavía hay tiempo. Se niega a suspender el concierto.
Se presentan las autoridades, la
rectora y el vicerrector. No hay negociación posible. Sigue la violencia
Tomistas, estudiantes y
periodistas están en un callejón sin salida. Nadie cede.
Marta regresa a su casa,
preocupada. Inhaló gas lacrimógeno y ahora no sabe si va a poder cantar.
Raúl prende un cigarrillo y lo
vuelve a apagar. Ya no fuma, no más. Espera.
Esta casa que vence la sombra…
5 pm. Las autoridades anuncian el
retiro de los encapuchados. Los estudiantes aplauden, cantan el himno nacional
y acomodan otra vez los pupitres en las aulas.
Hoy se pone su traje de moza…
Entre algunas de las piezas más
importantes presentes en la Universidad están las Nubes Flotantes de Alexander
Calder, murales de Victor Vasarely, Wifredo Lam, Fernand Léger, y esculturas de
Jean Arp y Henri Laurens.
Marta se viste con el traje de
gala: un taller de un rojo alegre, diferente. Toma un té de jengibre y siente
como la voz le vuelve al cuerpo.
Raúl entra en la ducha. Afuera, su
esmoquin, su camisa blanca y una pajarita negra están perfectamente planchados
sobre la cama.
nuestro mundo de azules boínas
os invita su voz a escuchar
7:30 pm. La gente llega
tímidamente. Con todo el día de alarma por tomas y bombas, nadie tenía claro si
el concierto se iba a dar.
8:00 pm Lleno total del Aula
Magna. El Orfeón Universitario de la Universidad Central de Venezuela celebró
su reaparición un 27 de marzo hace treinta y cinco años, después de un
accidente aéreo donde murieron todos sus integrantes. Celebró que, a pesar de
los cambios generacionales, la institución permanece. Celebró que, a pesar de
las agresiones, las sombras se vencen con un canto infinito de paz.
Me sacó lágrimas tu último párrafo!
ResponderEliminarbueno el escrito...pero una vez màs "la casa que vence la sombra.....en singular....
ResponderEliminarGracias, tomado en cuenta.
EliminarQue manera tan extraordinaria de unir nuestra época con la de ahora, y concluir que existió, existe y existirá, un canto infinito de Paz.
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