Las palabras griegas, que nos han dado tantas raíces, nos prestan a kalós, bello; éidos, imagen; scopéo, observar; para formar el Kaleidoscopio que es cambio, imágenes dinámicas, diferentes, impresiones personales sobre el mundo.








lunes, 26 de marzo de 2012

La vida no vale nada



Cerré el periódico con esa sensación de impotencia que causan las noticias tristes, las muertes absurdas que se pegan unas a otras. No pude evitar estremecerme ante los detalles del secuestro y muerte de Libero: la tortura, el tiro en la cabeza.

Me vino a la memoria la cercana muerte de Karen, la hija del cónsul chileno e imaginé la angustia de su hermano cuando iba en el carro con ella, al verse interceptado por hombres sin identificación. Seguramente pensó que era un secuestro, otro más, y decidió retroceder, huir para no caer en las múltiples trampas que suelen tender los maleantes. La policía disparó varias veces, no sé cuantas. Otro tiro en la cabeza.

Recordé otros secuestros, más afortunados quizá, donde las víctimas sobrevivieron a pesar de la violencia de sus victimarios; el más reciente de ellos un cantante conocido: un tiro en la cabeza lo mantiene bajo cuidados médicos.

Hoy lloré por una víctima del hampa a quien ni siquiera conocía. No quise ver las fotos del periódico, pues esas imágenes se graban después en forma indeleble: la cara sonriente de la muchacha universitaria recién asesinada, la cara llena de seguridad y fuerza del manager de música, la cara tapada por las manos angustiadas de la madre, o de la novia, el semblante de impotencia del padre.

Se unen las historias de violencia en un solo río de sangre, en un cauce de inseguridad, de acoso, de salvajismo. Los robos y los secuestros se suceden a toda hora, el carro interceptado, la pistola que apunta la cabeza, la voz que amenaza con sed de dinero fácil, con resentimiento gratuito, como si la víctima tuviera la culpa de algo. En los tiempos antiguos apremiaban por la bolsa o la vida, había algún chance de sobrevivir, de que capturaran al delincuente, de que las cosas volvieran a la normalidad. En la Venezuela de hoy, pareciera que la vida no vale nada.

Caracas, 24 de marzo de 2012

4 comentarios:

  1. Que tristeza Gucha! Como si las víctimas tuvieran la culpa de algo... Un abrazo.

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  2. Angelica tu artículo es muy veraz, ese es el día a día de todos los venezolanos, uno anda en una perenne zosobra con todos los acontecimientos que nos tocan muy de cerca, gracias por compartirlo, yo creo que denunciando y enumerando los hechos es la forma de que volvamos a ser la Venezuela que dejamos de ser. Gracias y un abrazo solidario

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  3. Sueño con el día en que pueda leer a través de tus escritos la Venezuela que alguna vez existió, en la que algunos años vivimos, y a la que - si Dios quiere - algún día volveremos.

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    1. Construiremos un país diferente, más humano.
      un abrazo.

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